lunes, 21 de abril de 2008

Rosa-fría y la mujer dinámica

Hoy he querido leer un poema de Alberti de otra manera. En clase, al abordar Rosa-fría, patinadora de la luna, de María Teresa León (uno de los mejores cuentos de la vanguardia española publicado en Madrid, en 1934, en el volumen de igual título), comenté previamente el texto de Alberti que le da pie, que también tiene el mismo título.
Este, en apariencia, enigmático soneto juega con muchas cosas, como todo el libro en el que se inserta (Marinero en tierra, 1924): tradición y vanguardia; amor y creación literaria; el mundo prelógico de lo infantil y el folclore y el cultismo. De hecho, el poema supone la escritura de un soneto perfecto, la estrofa que siempre se ponía como prueba de fuego de un poeta, y su descoyuntamiento sintáctico y temático (sobre todo con el final abierto que da paso al siguiente, sin el que no puede comprenderse: Malva-luna-de-yelo).
Hoy no he querido leerlo con la clave temática amorosa en la que suele comentarse (un amor juvenil perdido o la separación al alba de los amantes tras el encuentro nocturno) ni siquiera en una clave más difícil pero que da nuevo relieve a Marinero en tierra, la de la aventura poética de vanguardia. A veces, uno siente la necesidad de explicarse las cosas desde otro ángulo y he decidido fijarme en la mujer patinadora:

Ha nevado en la luna, Rosa-fría;
los abetos patinan por el yelo.
Tu bufanda rizada sube al cielo,
como un adiós que el aire claro estría.

¡Adiós, patinadora, novia mía!
De vellorí tu falda, da un revuelo
de campana de lino, en el pañuelo
tirante y nieve de la nevería.

Un silencio escarchado te rodea,
destejido en la luz de sus fanales,
mientras vas el cristal desquebrajando...

¡Adiós, patinadora!
El sol albea
las heladas terrazas siderales,
tras de ti, Malva-luna, patinando.

En efecto, el poema habla de la metamorfosis de Rosa-fría, su cambio, desde la perspectiva del amante clavado en el sitio, que no puede seguirla. Ella se ha ido, ha pasado a su lado con el revuelo de su falda al viento y el rizo de su bufanda. Apenas ha podido gritarle un adiós. Tras ella -¿o ella misma?-, Malva-luna, sombría y madura.

Rosa-fría es puro dinamismo. Con imágenes y sensaciones de la más pura vanguardia -la metáfora, la sinestesia, lo prelógico- trasforma Alberti el ambiente propio de la literatura infantil tanto que entonces sonarían estas palabras extrañas e incomprensibles. Pero había algo más, como en el cuento de María Teresa León que se inspira en este soneto.

Rosa-fría es una heroína diferente a la de los cuentos folcklóricos tradicionales: dinámica, deportista, moderna. Todo en ella es agitación y hasta en el gesto está la decisión de su propio destino, e incluso su silencio le hace libre hasta tal punto que sólo puede moverse en un paisaje que al pobre amante estático y masculino todo le parece de una frialdad que no comprende pero no puede dejar de apreciar. Hoy aun están por aprenderse y asimilarse las nuevas formas de relación sentimental que aparecieron en los primeros años del siglo XX como anticipo de muchas cosas.

Es otro tipo de rol femenino. A veces, en la imagen más simple está la semilla de los cambios.

25 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

Lo que has escrito me ha recordado a mi adolescencia patinadora en Canada (escribiré sobre ello en mi blog) aunque no creo que tuviera a un admirador secreto en la época. Tambien mis faldas y mi bufanda volaban al viento... Mª Teresa León y Rafael Alberti estuvieron en Ibiza antes de exiliarse a Italia durante la guerra civil. Preciosos tus comentarios sobre ese poema. Gracias. Besotes, M.

Anónimo dijo...

Ay dios. Y yo que no he leído ese relato. Es más, mi ignorancia es tal que de María Teresa León sólo leí, y hace mucho tiempo su autobiografía, ni siquiera recuerdo muy bien el título (eso va a ser por la fatiga crónica ;) ) ¿Memoria de la melancolía? Creo que era eso...
Ya tengo deberes, profe...
Un abrazo

Serendipity dijo...

Me ha encantado tu relato. Me ha gustado leer tu reflexion, los distintos puntos de vista... y coincido con la conclusion a la que llegas al final. Son muchas veces los detalles casi insignificantes los que muchas veces crecen hasta crear modas, tendencias, diferentes formas de hacer. Un abrazo!

matrioska_verde dijo...

siempre me maravilla el análisis que puede hacer de un texto, una persona que tiene suficientes conocimientos para ello... como en este caso haces tú con el poema de Alberti... me siento tan apabullada e ignorante que no se me ocurre nada que decir más que... Gracias, porque hoy he aprendido algo nuevo.

bicos,
Aldabra

Mónica dijo...

Hola Pedro, a mi me encanta alberti, pero este no lo había leído. Me encantó Rosa-fría...

Bsss. ah! felicitaciones por tu entrevista en "20 minutos".

Nos vemos.

Pilar_Cordoba dijo...

¡Es precioso!

Anónimo dijo...

Ella y Alberti, tan inquietos culturalmente, fundaron en 1933 la revista Octubre, y desde allí se hacian conocer jóvenes promesas de la literatura. Isabel.

Anónimo dijo...

Siempre pensé que la poesía de Alberti era un poco ñoña (salvo excepciones), hasta que me hice con una edición grabada de "Poeta en Residencia" de la Residencia de Estudiantes. Un año antes de morir, Alberti ofreció un recital en la que consideraba su casa. Dueño de un finísimo sentido del humor y con una sabiduría abrumante fue desgranando su antología poética y vital, poema por poema. Y aquellos versos de marineros, muchachas enamoradas y nostalgias por el país lejano, se tornaron imágenes potentísimas, solo con escucharlos de su boca.
Gracias, por traernos al maestro Rafael hoy.

Unknown dijo...

Un amor frío que sólo dura un instante, ganas de ir a muchos sitios al tiempo y hacer de todo, movimiento constante, actividad en contra de lo que se esperaba de una mujer... bordando apaciblemente mientras observaban la calle desde el mirador, a los chicos se les compraba la bicicleta y me imagino que también los patines.

elena dijo...

Enhorabuena me ha encantado.
Un saludo:

cleoppatra

Silvia_D dijo...

Que coincidencia , hoy estuve leyendo a Alberti ;)

Besos^^

Euphorbia dijo...

Si uno que no sabe leer es analfabeto y otro que no entiende de cifras y estadísticas es anumérico, una que reconoce su ignorancia en poesía debe ser apoética, ¿no?

Es un poema precioso. Me ha gustado la imagen de los abetos patinando, supongo que alrededor de ella mientras da vueltas.

Me maravilla que se pueda expresar tanto en tan pocas líneas y que haya alguien como tú que pueda interpretarlo tan bien.

Muchas gracias por este rato tan agradable y, por favor, pon algún poema de vez en cuando, entre oxidación y oxidación.

XuanRata dijo...

En el patinaje sobre hielo por parejas siempre me pareció que el pobre tipo era un simple comparsa, un querer y no poder, una mano a destiempo tras una golondrina. Es verdad que en este tema todavía andamos los hombres más bien descolocados, aunque también en esto empieza a haber algo de tópico:la mujer, esa incógnita, buena disculpa para mantenerla al margen.

El Deme dijo...

Patinadora...una palabra tan moderna y tan poco usada, que se repite dos veces...que pocas patinadoras se ven ahora por las calles!!!

Sol solito dijo...

Entonces es el la que la deja marchar, por no comprender a esa 'nueva' mujer?

MeTis dijo...

precioso poema, con tu explicacion lo leo desde otra dimension.

gracias profe, por el poema y la recomendación. lo buscare.

besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MERCHE: no te fijarías patinando... Sí, ambos lo cuentan. Sobre todo Alberti en La arboleda perdida. Hay algún libro sobre el tema.

BRUJAROJA: Sí, una gran libro de memorias que debe leerse. Besos.

SERENDIPITY: en los detalles es en donde está la mejor explicación de las cosas. Un abrazo.

ALDABRA: Gracias por tus palabras. Besos.

MÓNICA: Gracias. La entrevista es ya algo vieja, pero tengo colgado el enlace porque define muchas de las intenciones de este blog.

DESPLAZADOS: ¡Gracias!

ISABEL: promovieron muchas cosas más allá de sus obras, en efecto.

NOVENTERA: Alberti, sin duda, es uno de los grandes. A mí me gusta el menos popular.

MAFALDIA: he leído libros en los que se prohíbía expresamente el deporte a las mujeres. Qué tiempos.

ELENA: Gracias.

DIANNA: Coincidencia... a ver si vas a ser una de mis alumnas...

EUPHORBIA: no. Apoético sería el que no pudiera gustar la poesía. Te haré caso. Entre oxidación y oxidación.

XUANRATA: más que descolocados, más que descolocados.

DEME: el encanto de la mujer patinando...

SOL SOLITO: o porque comprende que no puede retenerla.

METIS: de nada. Búscalo. Besos.

Un abrazo y gracias por vuestras palabras.

Capazorros dijo...

Que interesante lo de la sinestesia. No lo conocía.
Un saludo.

Silvia_D dijo...

Tus alumnas deben de tener todas la mitad de años que yo ;), pero también aprendo de ti, me gusta leerte, eres un estupendo profesor.
Besos profe^^

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CAPAZAORROS: en el fondo, la vida entera es una sinestesia.

DIANNA: no te creas, en las titulaciones de Humanidades la media de edad de los alumnos se está elevando. Fenómeno curioso: comienzan a matricularse muchos jubilados. Y de nuestra edad, muchos.

Anónimo dijo...

Ante la calidad de tu comentario de texto, después de una veintena de amagos, interpretaciones y varios días poco o nada se puede añadir que lo pueda mejorar en algún sentido. Todos lo días el idioma nos ofrece sorpresas agradables, como Alberti en este poema: ¿Por qué el poeta elegiría “Vellorí” para describir la falda de la patinadora cuando no parece que una prenda de lana desteñida sea la más apropiada para formar remolinos y fanales en el aire?

Me encanta la valentía que tienes de presentar tus comentarios parece como si los publicaras para que los evaluemos: malamente vamos a evaluar al profe, pero mi calificación sería más que sobresaliente.

A propósito, ayer compré la última novela de Esquivias, no había nada suyo en ningún estaribel de los que pusieron en La Plaza, incluso algunos libreros te miraban raro cuando les decías el nombre, al final lo encontré en Cervantes. Leí unas cuantas páginas anoche y me pareció un comienzo espectacular.

Sobre el encabezamiento creo que me gusta más el que tienes ahora. pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A veces, querido PANCHO, la elección por un poeta de una palabra tiene varias razones o la más simple: vellorí ¿porque era una tela no muy cara, popular?, ¿precisamente porque no parecía una palabra poética?, ¿por su sonoridad?, ¿por el recuerdo de una muchaca con falda de vellorí?
Gracias por tus palabras.
Espero que el esfuerzo en conseguir la novela de Esquivias te gratifique. Ya me contarás. Un abrazo.

jg riobò dijo...

El comentario se ayer desaparecido era la constatación de la nueva mujer que no depende del hombre en su vida y decisiones.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

JAVIER: cuánto lo siento, a veces es incomprensible lo que pasa en el mundo virtual. Como dices, toda una constatación, lógica en el ámbito en el que se movían Rafael Alberti y María Teresa León.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Pedro venir hoy aquí, leerte...es recordar mis clases de literatura de 3º de Geografía e Historia (la última vez que me la impartieron)..perfecta lección magistral del profesor que disfruta con lestras mayúsculas de la disciplina que domina... (..sigo por aqui)