jueves, 24 de septiembre de 2015

Desde lo cercano en El tiempo incinerado de Diego Fernández Magdaleno, noticias de nuestras lecturas y anuncio de la inauguración oficial del curso en el Club de lectura.


El sábado 18 de diciembre, Diego Fernández Magdaleno anota en su diario:

Respondo negativamente a nuevas posibilidades profesionales. No sé si es real el valor que le doy a vivir en Medina de Rioseco, a no modificar mis hábitos y seguir naciendo la vida de siempre. Luis García Vegas [su representante] apoya mi postura: me conoce lo suficiente como para pensar en lo que verdaderamente me interesa, no en lo que él haría en mi lugar.
Es bien sencillo: quiero dedicarme a tocar la música que me importa, a leer los libros que convierten el mundo en una pasión inagotable y estar cerca de las personas sin las que todo esto perdería su más elemental sentido.

El autor expresa así las claves de una decisión personal. No levantará su casa para perseguir una carrera profesional más exitosa si eso le aparta de la raíz de su existencia. Escribe sobre el mundo y se compromete significativamente contra los dictadores de cualquier signo, contra las injusticias y a favor de la educación como una de las claves de la mejora del ser humano y de la responsabilidad del gestor de la cosa pública. Hasta Rioseco le llega el mundo por las noticias y los libros, también por sus viajes. Pero su hogar está en la villa castellana y allí construye su mundo de estudio constante, de lectura y escritura. Desde allí teje su mundo lleno de amigos -Luis Ángel Lobato, Jesús Capa, Gonzalo Franco...- y de familia, un mundo que lo sostiene. También con el paisaje. Así los paseos por sus calles y por los alrededores. Un paisaje en el que se juntan el presente y el pasado. Al final del año, la muerte de su abuela Amparo dispara el recuerdo de la casa en unos párrafos llenos de lirismo que parten de lo más sencillo, expresado tan directamente que sitúa al lector en el mismo lugar que describe: 

Hoy [26 de diciembre] ha caído la primera nieve de este invierno y ha cubierto el corral de la casa de mi abuela. Cuando era niño, disfrutaba jugando allí a la vez que adivinaba los secretos del desván. Subíamos a escondidas (...). Baúles desordenados, libros, periódicos y centenares de partituras, muchas elas, copiadas a mano por mi bisabuelo Toribio.

La secuencia del recuerdo es un prodigio de escritura. La primera nevada le lleva al corral de la abuela que lo traslada a su infancia y de allí a los secretos del desván, que desata el resto de la memoria en un ejercicio hacia dentro, hacia lo que le hace ser su presente. La evocación termina trayéndonos brúscamente hacia el momento de la escritura con uno de los deseos que su abuela expresaba cuando se acostaban los tres hermanos en la misma alcoba de su abuela:

como que fuera yo quien le bajase los párpados cuando muriera.

En la vida de una persona hay muchas oportunidades de ver el mundo, pero este solo puede comprenderse profundizando en aquello que le ha dotado de la mirada adecuada y le ha construido su propio mundo, del que siempre se está acompañado y que explica su comportamiento diario.

La obra puede ser difícil de encontrar, pero he podido reservar ejemplares para los lectores del club de lectura. Los que participan en su formato presencial (mantenido por la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos) recibirán por correo electrónico las instrucciones para hacerse con un ejemplar. El resto de los lectores pueden hacerse con un ejemplar escribiendo a felipe@lfediciones.com identificándose como seguidores del Club de lectura de La Acequia. Hago la observación de que se trata de una ocasión única que no debe dejarse pasar: los últimos ejemplares de un libro agotado en la práctica -y del que he conseguido coleccionar un puñado para esta lectura concreta solo disponibles durante los próximos dos meses- de una gran personalidad de la música española. Se entregará por riguroso orden de petición hasta agotar los pocos ejemplares disponibles.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte analiza las reflexiones del autor sobre la enfermedad y la muerte, una constante que viene a detener el tiempo de las otras cosas.

Mª Ángeles Merino ha cogido el tono de este diario y acompaña al autor magníficamente en su desgranar de tiempo, enfermedad y meditación sobre las cosas.


Gelu resume, ilustra y comenta el diario de mayo a julio: todo un apoyo para quienes sigan estas lecturas.


Quien necesite saber la receta para terminar con una plaga de estorninos debe leer este comentario que Pancho le dedica a la novela de Torrente Ballester que tan buenos ratos nos hizo pasar cuando la leímos... y acaba con Gardel, ni más ni menos.

Recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os  agradezco que me lo comuniquéis. 

Inauguración del curso en el Club de lectura


El viernes 2 de octubre se celebrará la inauguración del curso del Club de lectura de la Acequia y de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos. Tras la apertura del curso por el Presidente de la Asociación, Manuel Sancho, se celebrará el encuentro de Diego Fernández Magdaleno con los lectores. Tras un diálogo que mantendré con él se dará paso a las preguntas de los asistentes.

Al terminar, el autor ofrecerá un breve recital al piano con una selección de piezas. Le he pedido que elija aquellas que hoy le gustaría que escuchara su padre. Aquellos que hayan leído sus diarios (El tiempo incinerado, que nos ocupa y Razón y desencanto) y su poemario (El libro del miedo), comprenderán las razones de mi petición, a las que ha accedido el autor amablemente. Quiero resaltar el interés de este acto. Es el primero en el que se reúnen dos de las facetas públicas más interesantes de Fernández Magdaleno: es uno de los grandes pianistas europeos de hoy especializados en música clásica contemporánea y un escritor de mucho mérito. Este acto, por lo tanto, cobra un inusitado interés porque asistiremos a la conjunción de algo que el propio autor y músico entiende como partes iguales de una misma forma de entender el arte y la vida.

Quiero agradecer la colaboración en la organización de este acto de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, de la Fundación Caja Círculo -que nos cede el local y toda la infraestructura necesaria- y de Gestión Musical Lueno, la empresa que se ocupa de la representación de Fernández Magdaleno. Todos ellos se han volcado generosamente para que el acto del día 2 resulte inolvidable.

El acto tendrá lugar el viernes 2 de octubre a las ocho de la tarde, en el Auditorio que la Fundación Caja Círculo tiene en la calle Julio Sáez de la Hoya, en Burgos.

La entrada es libre hasta completar el aforo.

Se ruega encarecidamente que no se grabe en ningún soporte el recital del pianista.

En la sala estarán disponibles para el público los pocos ejemplares que quedan de las ediciones de las obras del autor.

4 comentarios:

pancho dijo...

Excelente análisis de la obra que solo puede partir de un conocimiento a fondo del diario y de su autor.
Nacidos para el luto.
La batalla entre las lampreas y los estorninos tiene doble fondo, las capas de la cebolla...
Se advierte el trabajo desinteresado de antemano para que todo salga bien el próximo viernes.

Abejita de la Vega dijo...

Después de un día de hospital, se refugia en un parque junto al Canal de Castilla, en su pueblo, y con un libro de poesía. Porque Diego da mucha importancia a sus raíces, a Medina de Rioseco, al desván de la abuela...

Y a sus lecturas. En Pamplona acompaña a su padre a la famosa Clínica de Navarra y no deja de visitar una librería. ¿Cómo vivir sin libros?

Qué grande la inauguración de este curso.

Besos, Pedro.

lichazul dijo...

no sigo esta lectura Pedro
ando en otros atajos enredada

bss y feliz fin de semana

andandos dijo...

Me ha gustado mucho, ya lo sabes, y que no puedo estar, a pesar de mis deseos, también. Además me gustaría verle y escucharle tocar en directo, claro. Seguro que irá bien, y seguro también que alguien nos lo contará a los de fuera.

Un abrazo