jueves, 15 de octubre de 2015

El prólogo de las Novelas ejemplares como presentación y mesa de trucos y noticias de nuestras lecturas


El Prólogo al lector de las Novelas ejemplares es uno de los textos cervantinos más estudiados. En él hallamos:


  • Una presentación del autor, tanto física como moral. El juego que establece, a partir del tópico del amigo le da pie a un juego con un muy traído y llevado retrato de Juan de Jaúregui -leído el texto como se debe uno comprende que en él Cervantes no afirma que exista tal retrato obra del mejor retratista del momento sino que se divierte ingeniosamente con su hipotética existencia-, mediante el cual se nos presenta en aspecto físico, obra escrita y su hoja de servicio a la Corona -soldado y, como consecuencia no querida, cautivo-. Es una pieza sustancial en la constante construcción cervantina del personaje Cervantes a través de los prólogos y otros pasajes de sus obras y su presencia en el Quijote y el Viaje al Parnaso. Sin este personaje Cervantes sus obras no serían iguales puesto que se instala para siempre en la mente del lector y condiciona hábilmente su lectura. Es una de las estrategias narrativas más ingeniosas de Cervantes.
  • Toda una lección de teoría narrativa condensada en dos cuestiones. Por un lado, la condición de la narrativa como un entretenimiento del ocio -ya lo había dicho en el Quijote con esa frase inicial que contiene todas las claves (Desocupado lector:)-. Sabe bien Cervantes quién es el público lector del género y qué busca en él. Cervantes no solo construye al personaje-narrador Cervantes sino que también levanta en estatua al otro elemento sustancial: el lector-receptor, con el que establece un juego lleno de guiños cómplices. Por otro, la mesa de trucos que establece en estas novelitas, es decir, su construcción técnica. Sabe bien dónde se entronca el origen, que no es otro que el de la novella italiana, la novela breve que fijó el renacimiento italiano y que tiene su canon fijado en el Decamerón -yo soy el primero que he novelado en lengua castellana-, pero que aquí desarticula puesto que prescinde de cualquier marco que enlace las historias unas con otras. Y este aspecto enlaza con su carácter de ejemplaridad. Afirma Cervantes que no puede hallarse nada en ellas contra la moral. De hecho, para su impresión trabajó los textos reduciendo cualquier aspecto susceptible de censura -por suerte, contamos con los textos manuscritos que circulaban años antes y podemos compararlas-. Pero esta ejemplaridad del título queda un tanto tocada en alguna de ellas si la creemos asociada siempre a la moralidad. Más bien parece que esta ejemplaridad afirmada desde el título hasta el prólogo intenta escamotear a los ojos del censor puntos oscuros queriendo adaptar el género italiano haciendo sinónimos novella y novela ejemplar. Una hábil jugada cervantina. No se inventa Cervantes esta estrategia, claro, puesto que antecedentes hay de sobra en la literatura española anterior: véase La Celestina, como ejemplo. Soy de los que piensan que la ejemplaridad que tenía en la mente el autor tiene más que ver con esa mesa de trucos que nos enseña y esconde inmediatamente. Visto así, cada una de las novelitas tiene la intención de seguir el ejemplo de un género narrativo concreto -picaresca, pastoril, urbana, de aventuras, etc.- para parodiarlo desde dentro y trasformarlo en otra cosa, más abierta, llena de matices que exploran sus cruces con otras modalidades y que proponen soluciones narrativas más eficaces para un mundo más complejo en el que el autor se pueda expresar con más habilidad técnica en sus intenciones. No olvidemos que, según una de las teorías más sólidas al respecto, el Quijote nacería como una novela ejemplar más en la que parodiaba el género de las novelas de caballerías. Esto dejó su rastro en los primeros capítulos para ir agrandándose precisamente porque la parodia había ampliado el campo sustancialmente. Y que el Quijote, en el fondo, es todo un contenedor en el que hay decenas de novelas ejemplares aquí sí sometidas a un marco general -la historia de don Quijote y Sancho. Por lo tanto, propongo que leamos así estas Novelas ejemplares. Sin dejar de disfrutar de su argumento, para comprenderlas mejor deberemos verlas como un juego paródico y amplificador de sus modalidades de origen. En el caso de las elegidas, la historia del licenciado Vidriera sería un original juego con el famoso y antiguo debate entre las armas y las letras -que también está en el Quijote, con el que esta historia guarda tantas semejanzas-, y la del casamiento engañoso busca las costuras de la novela breve italiana a partir de su asociación con el famoso coloquio entre los perros -que es, a su vez, una divertida forma de reventar la novela picaresca mezclándola con la fábula y el relato lucianesco para trasformarlo todo en novela realista gracias a... una mesa de trucos. Lo veremos en las próximas entradas.
Además de esto, yo siempre he visto este prólogo como algo más. Cervantes acaba de ver reconocida su condición de escritor, cuando ya no lo esperaba. Y de escritor popular: el éxito del Quijote fue innegable incluso para los más envidiosos y puso en la lista de autores importantes al viejo soldado que parecía ir ya de retirada pero que trabajaba con el mismo tesón que le había hecho superar tantas aventuras y adversidades biográficas. Y Cervantes se apresura aquí a dejar constancia de quién es, lo que ha hecho y lo que quiere hacer. Y eso: yo soy el primero que he novelado en lengua castellana. Por si a alguien se le había olvidado...

No es difícil hallar buenas ediciones de las Novelas ejemplares cervantinas en el mercado. Por suerte, disponemos de muchas ediciones críticas dirigidas al público académico que pueden ser también usadas por los lectores no expertos y que están disponibles a buen precio.  Estos textos son también accesibles en buenas ediciones electrónicas en abierto que pueden hallarse en el más que recomendable portal dedicado al autor en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en este enlace.

Noticias de nuestras lecturas

Para saber qué hace Diego el Cigala entre armas y letras y un membrillo toledano, hay que leer esta entrada de Pancho que tan bien nos lleva de la mano para explicarnos El licenciado Vidriera.

Myriam Goldenberg se centra en un interesante y jugoso análisis de la patología del personaje que os recomiendo para conocer sus claves.

Coro Entreaguas nos lleva deliciosamente a la infancia a través del membrillo envenenado que enloquece al licenciado, quién sabe...

Mª del Carmen Ugarte desarrolla otra de las claves de comprensión de El licenciado Vidriera cervantino: la conexión con el erasmismo.

Mª Ángeles Merino sigue comentando El licenciado Vidriera a partir del soñado diálogo de Lope y Avellaneda... que se mueren de envidia. Eso sí, luego hace dulce con el membrillo del cuento.

Luz del Olmo se plantea una duda sustancial sobre el foco de interés de El licenciado Vidriera. Y, mientras se resuelve, se da un buen paseo por el Madrid cervantino.

Gelu se hace viajera para resaltar los pasajes más sustanciales de El licenciado Vidriera. Y crítica de poesía, claro.

Recojo en estas noticias las entradas que hayáis publicado hasta el miércoles anterior. Si me he olvidado de alguna, os  agradezco que me lo comuniquéis.

7 comentarios:

Kety dijo...

Es un placer leer, al maestro, y, a los tertulianos.

Un abrazo

Myriam dijo...

Suscribo al comentario de Kety. Gracias por esta magnífica clase magistral. Los quijoteros cervantinos como yo, la estábamos deseando como agua de mayo. Besos

Abejita de la Vega dijo...

Hace muchísimo que leí el Decameron, pero recuerdo que eran historias mucho más atrevidas que estas de las Novelas Ejemplares. Me interesa lo que dices de los textos preliminares que se han conservado, Cervantes tiene que eludir la censura de aquí que, pienso,no hubiera tolerado historias como las de Bocaccio. En mi bachillerato de principios de los setenta disponíamos de una antología de textos literarios para la lectura y da la casualidad de que el cuento del Decameron que figuraba allí era el único apto para menores, el de un hombre que cazaba grullas y decía que las aves tenían una sola pata.

Es muy interesante lo que dices del personaje Cervantes que ocupa tan importante lugar en el Quijote y en el prólogo de las Novelas Ejemplares. Don Miguel se reafirma como escritor, está crecido y seguro que los Lopes y Avellanedas rabiaron de envidia.

Su mesa de trucos convierte a las historietas italianizantes en algo mucho mejor, las dinamita con su bomba paródica y el resultado es una gran obra que resiste el paso de los siglos.
Mucho más que los tópicos de la rueda de la Fortuna y el debate entre las armas y las letras. Es Cervantes.

"El licenciado Vidriera" y el membrillo me dieron mucho juego. Seguiré con el loco sabio, le acompañaré a Flandes.

Un abrazo, Pedro.

Señor De la Vega dijo...

[Pedro, me gusta tu entrada y en parte la comparto, gracias por el enfoque y el esmero.

Yo querría centrarme en algo del mismísimo prólogo para agarrarme a lo muy poco y establecer una hipótesis.

La escritura del “Licenciado Vidriera” resulta peculiar por parte de Cervantes y me alegro que haya sido tu elección para comentar. Ya que este relato (es particular) entre el resto de los mismos, y me resulta que puede ir más allá del plano “crítico social”, y al resultar en su lectura tan carente a mi entender de humanidad y ambigüedad cervantina, no he podido por menos, que dar la vuelta a la tortilla de mi último comentario sobre el mismo [http://bit.ly/1MtZFKV] enfocándome en lo “no evidente” y resaltando una relectura totalmente subjetiva:

Cervantes en su prólogo sobre las “Novelas ejemplares” por el contrario, no resulta en absoluto plano en como lo escribe, y sí juega a las adivinanzas e igualmente parece jugar con los lectores a que lo hagan con sus Novelas.

En fin, pues ya esta ocasión se pasó, y yo he quedado en blanco y sin figura, será forzoso valerme por mi pico, que, aunque tartamudo, no lo será para decir verdades, que, dichas por señas, suelen ser entendidas. Y así, te digo otra vez, lector amable, que destas novelas que te ofrezco, en ningún modo podrás hacer pepitoria, porque no tienen pies, ni cabeza, ni entrañas, ni cosa que les parezca; quiero decir que los requiebros amorosos que en algunas hallarás, son tan honestos, y tan medidos con la razón y discurso cristiano, que no podrán mover a mal pensamiento al descuidado o cuidadoso que las leyere.
Heles dado nombre de ejemplares, y si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y honesto fruto que se podría sacar, así de todas juntas como de cada una de por sí


Así, Don Miguel, tanta alabanza hace a lo cristiano y honesto sobre el cómo han sido construidas en relación a los requiebros amorosos (antípodas del Decameron) que yo, conociéndole, no me lo creo, porque suena a chufla cervantina.

En el siguiente párrafo de los que transcribo, reta a buscar la ejemplaridad de las mismas, su provecho y sabroso fruto (algo que se niega a explicarnos, mofándose de nuevo) y todavía más, reta a quien pueda hacerlo, en la búsqueda del hilo que las entrelaza, algo que, que yo sepa viene a ser para los literatos y estudiosos cervantinos como la “cuadratura del círculo”, y aunque haya teorías para aburrir en los pasados siglos, ninguna convincente ni 'vincente'.

Me sirve el cachondeo que se trae en el Prólogo el autor, porque buscando lo que no me encajaba en "El Licenciado" con los múltiples sentidos con los que jugaba el Manco en sus otras afamadas obras, de pronto me vino a visitar Boccaccio en mis desvaríos lectores.

¿Y si la historia del licenciado, fuera o fuese en realidad la historia del Licencioso Vidriera?

Sigue...

Señor De la Vega dijo...

Continuación...

Imaginemos que Tomas es homosexual y así lo concibe Cervantes, un joven con todas las virtudes que se le atribuyen (incluida la buena presencia), pero otras que sólo descubren sus compañeros de viaje, por lo que pronto pasa a ser íntimo amigo (amante) de sus benefactores andaluces, luego encontraría amistad y amor en el Capitán como nuevo compañero de viaje, pero al acabar su periplo de iniciación y volver a Salamanca, no sólo encontró el apoyo de sus antiguos amigos y el fin de su carrera, además tuvo que enfrentarse, una vez licenciado, a las convenciones sociales que los tiempos exigían, y así en una alegoría insertada en mitad del cuento "la mujer y el membrillo" una y otra se le atragantaron, y el rechazo a la sexualidad heterosexual, es convertido por Cervantes en una imaginativa vulnerabilidad vidriosa, donde el roce carnal le duele y el abrazo le desmaya, al ser consciente de ser distinto y no querer ser otra cosa que lo que era.

Salir del armario y reconocer su verdadera identidad le costó dos años o poco más; algo que fue posible gracias a un religioso lleno de gracia y ciencia particular (a saber, que hoy no sepamos).

Lo cierto, es que buscando tras su trauma carne-vidrio un espacio en la sociedad de la Corte, no lo halla, porque aunque se vista de licenciado, saben reconocer quienes le tratan cercanamente su vicio licencioso y por ello queda excluido.

Pero tampoco el amor que encontró en su Capitán don Diego, le viene renovado por otro en España, así que puso pies en polvorosa, y se fue a clavar la pica en Flandes donde eligió la espada, viviendo él y él felices. Y fin.

Si con lo dicho anteriormente re-leemos de nuevo el relato con el enfoque que propongo, las palabras, los aspavientos, las relaciones habidas, las no habidas, lo dicho, el cómo se dice por unos y otros, porqué y cuándo... todo se vuelve de pronto cristalino pero poco cristiano en tiempos de Cervantes y digámoslo claro, tampoco del Obispo Cañizares.

Y digo con esto, que las honestísimas novelas ejemplares, se ríen del corsé moralista de su tiempo, colando gato por liebre; hilo conductor cervantino posible y plausible (o no)]
Jezus R. Martínez

pancho dijo...

El hecho de que no exista ningún retrato suyo con certeza, resulta significativo de su personalidad contradictoria. En el prólogo aparece como un poco indolente, cuando los hechos demuestran todo lo contrario. Es imposible escribir el Quijote sin dejarse media vida en su escritura, más si hay que hacerlo con pluma, tinta y a la luz de una vela.
Yo también creo que las dos páginas del prólogo son una obra maestra de la escritura en español, literatura activa que el tiempo aviva en manos de los lectores.
Con estas clases particulares nos amplías la visión de las novelillas. Habrá que correr la voz.

São dijo...

Querido amigo, muchas gracias por estes momentos de saber.

Buen finde