sábado, 21 de mayo de 2016

Misterios del Quijote, monólogo teatral de El Brujo


El pasado mes de marzo tuvo lugar en el Teatro Zorrilla de Valladolid el estreno absoluto de los Misterios del Quijote, el nuevo monólogo teatral de Rafael Álvarez, el Brujo. El estreno se dio el 5 y yo vi la función del día siguiente, así que no pude asistir al acto de homenaje al actor con el que el empresario Enrique Cornejo le dedicaba una de las butacas del local que llevará para siempre su nombre.

Con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, el Brujo estrenó el 15 de junio de 2005, en el Claustro de los Dominicos de Almagro, un monólogo en dos actos, El ingenioso caballero de la palabra, basado en un texto con el que Emilio Pascual adaptaba la obra cervantina, que ha tenido buen recorrido nacional  e internacional. el espectáculo que nos propone el Brujo ahora, con motivo del cuarto centenario de la segunda parte retoma mucho de aquel, al que se hace referencia en el texto nuevo.

Misterios del Quijote, con texto del propio actor, mantiene el juego entre ficción y realidad en este espectáculo: juega el Brujo a ser él mismo -la historia de su padre, que contaba historias del Quijote, es de una emotividad profunda, aparte de un inteligente guiño metaliterario- y a ser los personajes en los que se desdobla sin dejar de ser siempre un actor, el actor, es decir, esencia teatral. Porque es desde ese lugar desde el que se construye este monólogo -más metateatral, si cabe, que los anteriores-, desde la esencia pura del actor que nos cuenta una historia y que nos engaña con la verdad o nos da la verdad con la mentira, teatro siempre. Así es, a la vez, un juglar primitivo, un narrador oral o un actor de método, todo sucesivamente, como si la forma de actuar se construyera con capas con las que juega entre divertido y serio el Brujo despojándose y vistiéndose magistralmente. Muchas de las situaciones son provocadas por ese juego actoral y pueden entenderse desde niveles muy diferentes: gustarán igual al que no sabe el trasfondo metateatral de lo que hace el Brujo como al que lo conoce perfectamente.

Es desde esa historia inicial desde donde debemos comprender la obra, su padre contando historias del Quijote a un niño que terminará representando el personaje contándonos las historias del Quijote para devolver toda la dignidad al padre y a su memoria, como si al final del viaje de la vida comprendiera que el padre tenía sus razones y todo fuera cuestión de perspectiva. Desde ese punto inicial se construye un texto guiado por la autoconciencia de los personajes de la novela cervantina (personajes que se saben personajes), el juego ficcional de la no autoría del propio Cervantes (el texto tendría origen en un manuscrito juglaresco), el difícil concepto de la libertad y el relato de alguno de los pasajes del Quijote, sin pretender agotar para nada el relato completo de la novela.

La obra se basa fundamentalmente en ese actor que encarna el Brujo y que ha construido -como hiciera el propio Cervantes- un personaje con una forma propia desde la que hacer teatro entre la comedia y el drama, entre el amaneramiento y la profundidad. Al Brujo se le ama o se le odia, pero no deja indiferente nunca. Su forma de actuar y construir a partir del cuerpo y la voz el escenario y la historia completa es ya sobradamente conocida y nadie es capaz de hacerlo hoy en día en el teatro español como lo hace él. Reconozco que no puedo ver muchas veces seguidas al Brujo pero ocasionalmente me admira, me seduce y me gana. En este montaje todo funciona y está medido en duración, alternancia de tonos y ritmos. Yo disfruté y el público del Teatro Zorrilla se apasionó.

8 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Me gustan los guiños metaliterarios y los quijotescos más
Feliz domingo y éxitos.

Myriam dijo...

¡Qué interesante!

Anónimo dijo...

No he visto este espectáculo, pero las últimas veces que he visto a El Brujo, me ha parecido que tenía ya tantas tablas, que hiciera lo que hiciera, terminaba interpretándose a sí mismo. En realidad es algo que les ocurre a todos los actores con los años.

Suena interesante que haya vuelto esta circunstancia en su favor. Seguiremos aplaudiéndolo.

Luis Antonio dijo...

Bienvenido todo lo que se haga en torno al Quijote. Se lo merece

Edurne dijo...

Para mí es un genio.

Besos.
;)

Ele Bergón dijo...

Nunca olvidaré cuando El Brujo vino hasta Milagros y lo estuvimos viendo en una noche de verano en la plaza del pueblo. Espectacular y todo lo que cuentas que escenificó del Quijote, de igual forma lo hizo con Shakespeare. Fue fantástico. Así que me imagino lo del Quijote.

Besos

impersonem dijo...

Me encanta El Brujo... le vi el año pasado interpretar El Testamento de San Juan... salí encantado...

No me enteré de esta obra en el Teatro Zorrilla... hubiera ido...

Abrazo.

pancho dijo...


Me acordaba que habías escrito una reseña sobre esta obra y he venido a leerla después de salir de verla.
Qué manera más ingeniosa y culta de hacer teatro del grande de don Quijote. Con una referencia a don Gonzalo incluida.