El pasado sábado 4 de diciembre del año en curso tuvo lugar el encuentro de los participantes en
la primera lectura colectiva y virtual del Quijote que se realiza con los medios propios de la web 2.0.
Desde el jueves 24 de abril de 2008 hasta el lunes 29 de noviembre de 2010, hemos comentado la novela cervantina, a razón de un capítulo a la semana. De forma habitual,
en este blog se publicaba los jueves una entrada con la guía de lectura y posteriormente otra en la que se ampliaban determinados aspectos esenciales del texto y se daba cuenta de las aportaciones que cada uno de los participantes publicaba
en los blogs que se unieron a la iniciativa: he aquí un aspecto sustancial, el de tantos como habéis comentado de forma constante en las entradas sobre esta iniciativa; el de aquellos que, además, habéis prestado vuestro espacio virtual para ampliar el eco de esta locura.
Aparte de lo que todos hemos aprendido sobre Cervantes, el
Quijote, la narrativa y la época en la que se escribió la obra y su permanencia como clásico de la literatura, hay una vertiente sin la cual todo esto no hubiera sido posible: se han establecido unos estrechísimos lazos de amistad y compañerismo entre todos nosotros. Por eso, pronto se vio como necesidad encontrarnos al final de la experiencia. De ahí la comida del sábado, celebrada en La Cantina de Ibeas de Juarros, en la que degustamos -casi todos, puesto que alguno no pudo por prescripción médica- una bien cocinada
olla podrida, plato típico de la zona elaborado con una variedad de alubia roja autóctona, carne de cerdo, chorizo, morcilla y relleno, muy apropiado para el clima burgalés y que hubiera hecho las delicias de Sancho Panza. Si hubiera estado con nosotros el bueno de Sancho, esta comida hubiera tapado cualquier recuerdo de las bodas de Camacho en su memoria y se hubieran acabado las fuentes de carne.
El día anterior, organizado por
Mayte (Bipolar), tuvimos un primer encuentro con los viajeros que ya habían llegado a Burgos y cenamos en el Bar de Huelgas, enfrente del magnífico edificio del Monasterio Santa María la Real de las Huelgas. Ya entonces comprendimos algo que se confirmó el sábado: la unión del grupo, el sentimiento de compañerismo y la sensación de que todos nos conocíamos desde hacía mucho tiempo. En efecto, el sábado fue un encuentro que parecía reencuentro: todos sabíamos de todos, todos recordábamos anécdotas relacionadas con la lectura.
Cuando pase el tiempo, los participantes en esta locura percibiremos lo que han significado estos más de dos años (algunos, los que se unieron más tarde, menos pero con la misma intensidad) en nuestras vidas y cómo nos han servido para conocer gente diversa e interesante, para comunicarnos con ellos a partir de una de las obras clásicas y universales de la literatura; también tendremos el honor de ser pioneros en algo que nunca nadie había hecho antes y cuyos logros académicos si son ya evidentes lo serán más en el futuro próximo. Como dije en la comida, ya nadie más podrá decir que ha participado en la primera experiencia de este tipo.
Para mí, esta lectura ha sido la mejor de todas: mejor incluso que mi primer acercamiento completo a la novela, cuando era un adolescente y la leí en la edición de Austral, que era la única que me podía permitir comprar. Como ya he dicho, de vez en cuando vuelvo a leer el
Quijote entero y en su orden y en el 2008, como tenía
La Acequia y quería usar todo el potencial de la web 2.0, decidí lanzar el reto. Cuando yo me presento como profesor de literatura hablo de algo más que de una profesión a la que dedico unas horas para obtener el sueldo mensual. Si lo pienso bien, gran parte de las actividades
profesionales que realizo a lo largo de un año son gratuitas de forma voluntaria porque pienso que no hay nada mejor que compartir con otros lo que uno sabe, al igual que aprender de los demás lo que saben o aprender juntos lo que ignoramos. Y yo he aprendido mucho en esta lectura, tanto sobre la potencialidad de este medio de comunicación como de cada uno de los que han participado en ella. Sobre todo he aprendido de primera mano algo que no se encuentra en ningún libro: cómo una lectura colectiva, con integrantes muy variados tanto en su formación como en sus intereses, contribuye a ampliar la comprensión de un texto más allá de lo que uno podría esperar en un inicio. El
Quijote no es sólo un libro, sino un libro sobre lectores: olvidar esto es no comprenderlo.
Durante estos meses, además de los comentaristas y de las entradas correspondientes en los
blogs participantes, he recibido correos electrónicos en los que se expresaban felicitaciones por la iniciativa, consultas académicas relacionadas con el texto cervantino y que tenían como objeto aclarar dudas o redactar trabajos de investigación sobre el
Quijote, envíos cariñosos de recuerdos personales relacionados con la creación cervantina, peticiones para que permitiera que la lectura sirviera de guía en instituiciones de enseñanza de diferentes niveles, etc. Cada vez que ocurría, me emocionaba.
El sábado,
Paco Cuesta, que tanto me ha ayudado en la organización con Mayte (sin ellos no hubiera sido posible), me hizo entrega de una escultura que representa a Don Quijote leyendo, con una placa con el siguiente texto: "De un desocupado lector agradecido. 4 de diciembre de 2010". El mejor de los trofeos que he recibido en mi vida.
Las horas que he pasado con este grupo han sido tan emotivas y alegres, que guardaré siempre el recuerdo de todos y cada uno de los momentos, sentimientos y anécdotas. Hacía mucho frío en Burgos: recibió a los visitantes con nieve y seis grados bajo cero, pero ese frío no se notaba gracias al calor que producían el cariño y las sonrisas de todos.
Además de los presentes, se hizo constar las disculpas de los ausentes que así lo habían expresado y se leyeron textos de Manuel de la Rosa (en el que se hacía un certero repaso por las aportaciones de cada uno de los que han seguido declaradamente la lectura), Montserrat Sala, Martine y el Sr. de la Vega. Y se concluyó uniéndonos todos al brindis lanzado por Jan Puerta en su excelente autorretrato publicado hace unos días.
Por supuesto, nada termina aquí. Por una parte, la lectura del
Quijote se convierte en iniciativa permanente de La Acequia. Por otra, el grupo continuará leyendo otras obras, alternando los textos clásicos con contemporáneos. Daré cuenta en breve.